miércoles, 31 de agosto de 2011

Los nadies

(Extraído de: “El libro de los abrazos “ de Eduardo Galeano, siglo XXi editores)
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: Los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: Los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idioma, sino dialecto.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
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Las palabras desgarradoras de Galeano, nos hunden en la realidad cual arenas movedizas. Observando la realidad, desde el ángulo visto por Galeano, no somos nada (sin embargo “los nadies” es un grito a la sublevación mental). El sistema actual de producción, al que llamamos “capitalismo”, nos ve como brazos, nos da un número, nos deja sin identidad social e inconscientemente nos impone sueños y metas inalcanzables. Todos; sin importar creencias religiosas, políticas o económicas, somos parte integral de la infalible maquina, como una pieza más, que hace más cómodo el camino para unos pocos. Aunque formamos parte de este sistema, siendo la base de éste, no lo conocemos, dejándonos guiar por sus invisibles hilos, que armónicamente nos llevan a donde quieren. Cada uno de nosotros, luchamos por saciar nuestras necesidades (al cubrir la necesidad se cubre también un placer) como organismos vivientes, lo que hace que nos integremos al sistema capitalista. Mas allá de saciar las necesidades básicas, caemos en la trampa de los placeres banales, y luchamos por obtener más y más de todo lo que nos proporciona la sociedad productiva, a tal punto, que nos convertimos en enemigos, tratando de hacer más placentera nuestra vida. Ejemplos de lo anterior, es: Trabajar impetuosamente para obtener un bien material, como un celular, que inmediatamente alguien lo querrá y posiblemente, utilice la fuerza para arrebatarlo ó luchar por obtener bienes como la ropa de moda, que nos dará un placer efímero, en lugar de cubrir una necesidad, envidias, odio desmesurado etcétera. Somos “los nadies” y nos damos ese valor de nadies , porque nos valoramos por los bienes banales que tenemos, no valemos 5000 pesos, o 3 pesos, lo que nos da valor, son las virtudes que en nosotros germinan día a día con reflexión y sabiduría.
La cualidad de pensar, hace una diferencia, entre los animales y nosotros. El humano tiene la capacidad de pensar en el futuro y se estigmatiza por el pasado, ésta ruptura del tiempo lograda por nuestra mente, nos hace peculiares. El pensar y reflexionar nos dará una visión aguda en el sentido humano, nos permitirá conocernos a nosotros mismos. Tomando en cuenta que somos animales sociales y que nuestros actos tendrán repercusión sobre un segundo ser, tenemos que ser sabios para tomar decisiones que no afecten y nos aseguren un mejor porvenir. Tomar el sendero de la ética, para mejorar día a día. Ser humanos antes de querer ser profesionistas, obtener virtudes antes de obtener dinero, la amistad, el amor, ser pensantes y tener la capacidad de ser libres sin afectar la libertad ajena, nos da valor, nos permite dejar de ser los nadies.
Por las calles, en los medios de comunicación, escuelas, y demás centros sociales, escuchamos quejas; que el gobierno esto, que el sistema judicial aquello, que el narcotráfico, todo forma parte de un mismo sistema, todo está enlazado y también somos culpables.
Combatamos todas estas disfunciones, que nos anegan todos los días, que nos provocan llanto, muerte y apatía. Combatamos con el pensamiento, no le demos violencia a la violencia, somos capaces de actuar con sapiencia y ejemplos tenemos varios. Dejemos las quejas y comencemos a pensar para actuar a conciencia.
Somos humanos, no nos hagamos mundanos.

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